Por: Gabriela Kawas
El 8 de marzo de cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer, pero ¿cuál es el origen y el motivo de esta conmemoración?
En la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas llevada a cabo en 1910 y que tenía como principal motivo la lucha por el sufragio universal femenino, la socialista alemana Clara Zetkin propuso que se considerara un Día de la Mujer Trabajadora. Esta propuesta fue aceptada y a los pocos años se estableció el 8 de marzo como tal día.
Si bien hoy en día el voto de las mujeres es una realidad en todos los países democráticos, es fundamental que exista este día para recordar que aún existe un largo trecho por recorrer en cuanto a los derechos de las mujeres se refiere. Desde la concepción, las mujeres se ven ya obstaculizadas incluso para llegar al nacimiento. En la India por ejemplo, en muchos casos cuando se sabe que el bebé esperado es una niña, los padres deciden abortar.
De acuerdo con el Informe Mundial de la Brecha de Género 2016 del Foro Económico Mundial (WEF); la muerte materna es la segunda causa de mortalidad a nivel mundial en mujeres de entre 15 y 19 años. 200 millones de mujeres y niñas hoy vivas en 30 países de Asia y África han sufrido mutilación genital. Asimismo, 63 millones de niñas en el mundo no tienen acceso a la educación y la diferencia salarial en todo el mundo entre hombres y mujeres alcanzó el 59%. Esto significa que por cada 100 dólares que gana un hombre, una mujer en el mismo puesto y nivel de trabajo gana cerca de la mitad.
El 8 de marzo no se trata de decir “Feliz Día de la Mujer”, ni de regalar rosas perpetuando así los estereotipos de género. Se trata de reconocer y trabajar para eliminar cualquier obstáculo, barrera o los llamados techos de cristal para permitir que las mujeres tengan la libertad y las oportunidades de desarrollarse y elegir el camino que ellas escojan sin limitaciones ni condenas sociales.
El hecho de que existan diferencias biológicas entre hombres y mujeres no justifica en ningún caso la limitación en la participación política y laboral del sexo femenino ni es razón suficiente para no poder garantizar que las mujeres vivan una vida libre de violencia. A pesar de que los líderes mundiales se han comprometido a acabar con la desigualdad entre hombres y mujeres para el año 2030, se estima que todavía harán falta otros 100 años para lograr eliminar la brecha de género.
Por suerte, cada vez somos más las mujeres y los hombres que reconocemos esta situación y sabemos que somos corresponsables del cambio. Cada día existe mayor conciencia, información y trabajo de muchas personas, movimientos y organizaciones que tienen como principal meta erradicar esta discriminación y que incansablemente luchan por los derechos que todavía no alcanza la mitad de la población mundial simplemente por el hecho de ser mujeres.
Este texto fue publicado en "Mi Guía Hispania" no.1 en marzo de 2016.