lunes, 18 de octubre de 2010

Pide lo que quieras...

Si en este momento se presentase ante ti un ser milagroso, vestido de blanco resplandeciente de luz magnífica y te dijese: "¡Pide lo que quieras, te será concedido!", tú, sin duda, te apresurarías a pedir las cosas mejores.
Pues bien, ese ser milagroso existe dentro de ti, y tiene el poder de darte cuanto le pidas.

Sólo que, antes, debes saber bien qué es lo que quieres... conocimiento al parecer fácil, mas que se realiza en muy pocos hombres.
Y después que lo sepas, debes pedir al dios interior, con seguridad tal, cual si lo pidieras al hombre milagroso vestido de blanco, que sedujese tu fe con el prestigio de su presencia externa.

Piensa en que eres desgraciado porque ignoras lo que puedes.
Todo es tuyo y te estás muriendo de anhelos...
Las estrellas te pertenecen y no tienes lumbre en tu hogar...
La naturaleza entera quiere entregársete como a su dueño y señor, ¡y tú lloras desdenes de una mujer!

Pide lo que quieras, que todo te será concedido.


Amado Nervo

miércoles, 30 de junio de 2010

Muertos por hablar


Muchos de nosotros hemos tenido alguna experiencia cercana relacionada con algún tipo de comunicación con el más allá: sueños, escalofríos o sensación de presencias son algunos ejemplos.
Estas experiencias propias o ajenas son relativamente comunes, sin embargo, la pregunta es, ¿realmente es posible comunicarse con aquellos que ya no habitan nuestro mundo?
Una de las características que nos distinguen de los animales es que nosotros tenemos conciencia de la muerte. Por esta razón, este tema ha interesado desde el inicio de la humanidad a un sin fin de culturas y personas.
Se denomina pensamiento mágico a las interpretaciones que el hombre primitivo daba a los fenómenos de la naturaleza que no lograba explicar, atribuyéndoselas a deidades, espíritus o energías superiores. Este tipo de pensamiento ha tenido su evolución a lo largo de la historia y poco a poco fue reemplazado por la ciencia, sin embargo nunca ha dejado de formar parte de la psique humana.
Algunos grupos de ocultistas explican que las almas de muchos muertos habitan en el plano astral, particularmente aquellas que no han logrado tener conciencia de su propia muerte o continúan aferrados al mundo material y no han logrado despertar en planos más elevados. Ahí, la influencia de sus energías aun puede ser sentida de manera más "notoria" en el plano físico.
Sin embargo, no es necesario ser ningún ente “especial” con cualidades sobrenaturales o con un dones especiales para lograrlo. Es un hecho que todos poseemos naturalmente habilidades psíquicas o extra sensoriales, la capacidad de nuestro cerebro (y sobre todo de nuestra conciencia) es mucho más amplia de lo que creemos o de lo que nos han hecho pensar. No obstante desde niños la educación que nos imparten en las escuelas y en casa han limitado nuestras capacidades, de tal manera que estamos habituados a aceptar como real únicamente lo que es lógico, evidente o sólo aquello que se percibe con los cinco sentidos conocidos.
Se le ha dado una sobrevaloración a la razón en los últimos siglos, aunque al mismo tiempo hoy en día el pensamiento mágico parece haber resurgido, y paradójicamente estar más presente que nunca.
¿A caso es sensato creer que todo aquello que existe sólo pueda ser percibido con escasos cinco sentidos? Sería natural pensar que todo aquello posible a existir lo anulemos de nuestra realidad sólo porque nuestros ojos, oídos, nariz o piel no pueden distinguirlo?
Según la ciencia positiva si dos mentes no tuvieran la medición de los sentidos, no podrían comunicarse. Los ocultistas y metafísicos en contraparte saben que el hombre posee otros sentidos y facultades y que la telepatía es un modo natural de comunicación. Siendo así, y bajo el supuesto de que la mente no es finita, sería quizás posible esta comunicación con quienes nos han dejado físicamente.

Los lazos que unen a las almas son literalmente eternos y a más fuerte la relación mayor es la comunicación telepática que exista entre estas y la muerte no es en ningún caso el fin.
Una buena manera de establecer esta comunicación es mediante la meditación, en nuestra mente todo es posible, en ella no existe el tiempo lineal y en este plano la comunicación ya es distinta, nuestras posibilidades de ser son infinitas y por tanto comunicarnos con cualquier ser existente en este o cualquier otro plano es posible.

Pasar tiempo a solas en la naturaleza nos vuelve increíblemente más perceptivos por lo que pensamientos, sensaciones, recuerdos muy específicos o ideas sobre esa persona y que no sabemos cómo es que llegaron a nuestra mente, son señales de que están ahí.

Entender la muerte es fundamental para vivir, es necesario comprender que todo es un ciclo, todo comienzo lleva en sí un fin. Eventualmente llegará y a decir verdad, la muerte no se rige por la lógica humana. La muerte simplemente es. La vida es un suspiro y nuestras horas físicas limitadas, aprender a aceptar la muerte es liberarnos y liberarlos.
Al insistir en entablar comunicación con personas que han dejado este plano quizás nos haga olvidar a aquellos que siguen en el aquí y en el ahora. Es por tanto fundamental aprender asimismo a comunicarnos con los vivos, con aquellos que aun están presentes, frente a nosotros y con los que aun tenemos temas que resolver, a quienes tenemos que perdonar, amar, agradecer, abrazar, besar, dejar ir, entre muchas otras cosas.
Me declaro una ferviente creyente de que nuestra realidad es influenciada en gran medida por lo que creemos, por esta razón estos fenómenos son simplemente imposibles para algunas personas mientras que para muchas otras es tan factible y real como reconocer el sabor de una manzana.
Al final todo dependerá de aquello que permitas o no entrar a tu realidad. No se trata de ver para creer, se trata de creer para ver…

El texto original fue publicado en "El Fanzine" Nov. 2010
Photo credit: Alba Soler Photography / Foter.com / CC BY-NC-ND
Photo credit: Baltasar Vischi / Foter.com / CC BY-ND



lunes, 17 de mayo de 2010

El origen de la discriminación a la mujer.



Gabriela Kawas M.


Hay quienes piensan aún en estas épocas, que la situación actual del hombre y la mujer es algo que se da y siempre se ha dado de manera “natural”, incluso quienes creen que no hay tal cosa como la discriminación a la mujer, sino roles apropiados que cada uno debe de seguir de acuerdo a su sexo.

A lo largo de la historia se han dado sucesos que tras siglos fueron consolidando rutinas y normas sociales que cristalizaron situaciones que hoy en día permanecen y que han limitado a la mitad de la población a gozar de los derechos y libertades que todos deberíamos tener como seres humanos.

Se sabe que durante el paleolítico, existieron hordas que se manejaban bajo esquemas matriarcales, y otras en las que tanto hombres como mujeres eran miembros iguales dentro de estos grupos; existiendo una división de trabajo pero que en ningún momento significó dominación ni privilegio de un grupo sobre otro.

Posteriormente, con el descubrimiento de la agricultura se origina el sedentarismo y con el asentamiento de las comunidades, se requiere de una mayor cantidad de hijos que ayuden en el arado y cultivo. Por otro lado el hombre ya no solo caza sino que comienza la domesticación de animales y con esta la ganadería. Es así como los hombres se hicieron responsables exclusivos de la producción y las mujeres de la reproducción.

Los excedentes de producción son por ende lo que ahora se denominaría como propiedad privada, Esto ha hecho inferir en múltiples ocasiones que el origen de la discriminación a la mujer se encuentra intrínsecamente ligado al origen de la propiedad privada.

De acuerdo a Marx y Engels, cuando un sector posee los medios de producción tendrán siempre poder sobre los que no, y al resto le corresponderá vender su trabajo físico a cambio de una remuneración. Tal fue el caso de la mujer, quien al no poseer nada tuvo que “vender” su trabajo reproductivo a cambio de sustento, volviéndose así, una propiedad más.

Por otro lado con estas riquezas, inician cuestionamientos y problemáticas a resolver sobre la herencia de estas propiedades. La herencia a los hijos sólo se puede hacer segura cuando el hombre puede garantizar que esos hijos son suyos. Así comienza a ser socialmente aceptado que el hombre tenga facultad de tener más de una mujer pero una mujer deberá ser monógama.

El estado conformado ya en la antigüedad por los mismos hombres, legitima e incluso obliga a que las cosas se sostengan de esta conveniente manera, condenado la infidelidad, la curiosidad, inteligencia y rebeldía de la mujer. No hay que dejar de lado que estado y religión eran prácticamente un mismo ente y que las religiones han sido otro factor determinante en la legitimación de la condición sojuzgada de la mujer.

Las religiones primitivas, prejudeocristianas, o paganas como se conocen ahora, enaltecían a figuras tanto femeninas como masculinas y eran representadas por sacerdotisas y sacerdotes de igual forma. Sin embargo, las principales religiones monoteístas de hoy en día ni siquiera le dan participación a la mujer. Los altos miembros de estas organizaciones religiosas sustentan día con día estas ideas discriminatorias no dándoles acceso ni al conocimiento ni a las posiciones de altas jerarquías.


El hecho de que existan diferencias biológicas entre unos y otros, no es ningún caso razón para que un sexo sea discriminado u oprimido. No sustenta que sean violentadas o agredidas. No justifica la limitación para su participar en la vida pública, ni razón suficiente para limitar el derecho a la mujer de elegir la vida que quiera vivir realizando las actividades que desee, gozando de todos sus derechos por igual.


Hoy en día, un largo trecho hay que recorrer aún para lograr la equidad, sin embargo cada vez existe mayor información y trabajo de muchas personas, movimientos y organizaciones que tienen como principal meta erradicar esta discriminación y que incansablemente luchan por los derechos de la mitad de la población. Queda mucho por hacer pero es vital adquirir conciencia de lo que sucede y nunca dar por “natural” algo que no lo es.



Bibliografía:
Engels Friedrich, El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado, 1884
Romano Vicente, Sociogénesis de las Brujas, Ed. Popular, 2007

lunes, 1 de marzo de 2010

¿El arte de torear o el arte de matar?





Cuando una pelea se conforma por dos seres en desigualdad de circunstancias, cuando el desenlace inevitable es la muerte y la ruta el dolor, cuando este duelo se convierte en espectáculo, ¿puede llamársele arte?

Desde los inicios de la lidia de toros existieron sus opositores, personas que hablaron y pelearon, que se mostraron en contra de esta despiadada faena generalmente siendo ignorados. Unos cuantos siglos después la discusión sigue vigente. ¿Es comprensible que en pleno S. XXI siga existiendo tal fiesta?

La matanza de toros como espectáculo ha existido desde tiempos del imperio romano (se presume que incluso antes). Las exhibiciones en el circo romano constaban de una gran variedad de duelos; animales contra animales, hombres contra animales, hombres contra hombres. Ofreciendo así, una gama de entretenimiento de violencia desproporcionada que provocaba goce y frenesí al espectador.

Siglos después, estas prácticas se fueron adecuando y proliferando paulatinamente por los distintos reinos que se formaron tras la caída del imperio. Con el tiempo fue tomando forma hasta convertirse en lo que hoy se conoce como la tauromaquia o “arte de torear”.

Hoy en día, solamente en 9 países esta práctica es llevada a cabo como una fiesta de manera legal: México, Ecuador, España, Panamá, Portugal, Venezuela, Colombia, Perú y Francia. En contraparte, en países como Chile, Cuba, Brasil y Argentina, ha quedado prohibida de manera definitiva.

Argumentos como “son criados para esto”, ¿justifican la euforia y el placer que muchos de los espectadores se permiten sentir ante un espectáculo donde la esencia de la fiesta es el sufrimiento? A ningún ser vivo le interesa ser criado para sufrir, ningún ser vivo ha nacido para ser torturado y asesinado por otro simplemente para participar en un espectáculo dirigido a una minoría. Es un duelo no concensuado, sólo uno lo ha acordado.

Por otro lado, la indiferencia ante el dolor ajeno no nos construye como sociedad, todo lo contrario, destruye, destruye la compasión y la empatía por el otro, la cordura y la armonía, el respeto a la vida y a los animales. Destruye la inocencia de un niño que por primera vez asiste a la gran plaza por invitación de sus educadores padres. Destruye la capacidad de asombro e intolerancia ante lo injusto.

¿Se puede estar en contra de la violencia en las calles, en contra de la guerra, del vandalismo y la injusticia cuando uno se sienta a contemplar voluntariamente la tortura a un animal que no pidió estar ahí?

Habrá quien piense que una cosa no tiene nada que ver con la otra. Yo estoy segura que sí, tiene todo que ver. Es tomarse un minuto, sólo un minuto para observar el panorama desde otra perspectiva y con los lentes de la compasión.

Sobreponer el arte sobre la vida es una aberración y un insulto a cualquier vena genuina de artista o humanidad. Ninguna tradición debe tener como objetivo la muerte y el dolor.



"Llegará un día en que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre" Leonardo da Vinci.